Una criatura nace en el seno de una relación viciada por una pasión perversa, donde la violencia y la desidia se han hecho costumbre. La relación se rompe y el niño crece a solas con la madre, sin reconocimiento paterno hasta que un día, inopinadamente, la paternidad del menor es reclamada vía judicial. Nada doblegará las rígidas normas judiciales, ningún testigo, ningún testimonio desviará al juez de la aplicación estricta de la ley: toda criatura tiene derecho a un padre reconocido. Se abre así un proceso vital, al margen de los tribunales, tan doloroso para el niño, que hará albergar en la madre un deseo no confeso: la muerte del progenitor en defensa de su hijo, ignorado e ignorante de su ascendencia tóxica, víctima inocente de su propio e intransferible error. El destino complica la situación y el juzgado decreta el desamparo del menor, que es sometido a tutela oficial y enajenado de su vida corriente, mientras un procedimiento criminal se dilucida en las lentas galeras de la Justicia. Un relato desgarrador y esperanzado a un tiempo que no sólo evidencia las carencias de un sistema, la Justicia que no escucha a quienes más debiera proteger, sino que además narra con apasionamiento y ternura una historia de gran amor: la de una madre y su hijo.