¿Cuándo decidiste ser escritor?

Hace poco más de un año; aunque lo venía vislumbrando durante los últimos, mientras impartía formación empresarial.
Durante todo ese tiempo estuve dando vueltas a cómo transmitir valores, sin dar con la forma práctica de hacerlo. Los valores no se transmiten con directrices, orientaciones e instrucciones, sino con la realización y vivencia. Por eso hasta que no dí con la fórmula, no me puse a ello.

¿Qué tipo de novelas son las que más te gusta escribir?

Cualquiera que encierre y exalte valores, pero de forma vivencial y efectiva. Una vez encontrada la fórmula, sello distintivo de este libro, he comenzado a disfrutar escribiendo con esa combinación mágica: Cuento y ejercicios.
Con esta fórmula, he comenzado a disfrutar escribiendo y continuaré. No será el último

¿Cuál ha sido tu último libro?

Éste es el primero pero no el último. Ya está en ciernes otro, aunque esta vez más detallado y de profundización.

¿Cómo se te ocurrió la idea de escribir tu último libro? ¿qué te inspiró?

Como decía, cuando di con esta fórmula mágica de transmitir valores, mediante dos polaridades aunadas y complementarias (Cuento divertido y ejercicios serios)

¿Qué personaje de tus novelas es al que le tiene más cariño? ¿Por qué?

El personaje de mi libro es el “tú”, como lector. Todo en él está orientado hacia un “tú”, valioso, único e indispensable; autor de su propia vida; deseoso de sentirla vital y apasionante.

Algunos creen que la vida de los escritores se reflejan en su obras ¿qué parte de ti se ha quedado en la novela?

La forma de ver y tratar la actitud interna, mi delectación preferida.
He comprobado que ésa es la orientadora y guía de todo comportamiento. Y que, en contraposición, dan poco resultado los métodos clásicos: Fuerza de voluntad, tesón, propósitos, etc.
De ahí lo específico de sus ejercicios y su original metodología.

¿Qué opinas de los soportes digitales para la lectura?

Cualquier soporte es bueno si te permite vivenciar lo que deseas y que el autor te propone.
En mi escrito lo que cuenta no es la lectura o el soporte, sino la actitud en ello; y eso lo ofrecen los soportes digitales perfectamente.

¿Te relacionas con tus lectores a través de las redes sociales?

Por el momento no me he atrevido, aunque despiertan mi curiosidad.
Considero que son herramientas preciosas para la objetividad y la crítica: Auténticas, espontáneas y constructivas.

¿Cuál ha sido el último libro que has leído?

“Armas, gérmenes y acero: Breve historia de la humanidad en los últimos trece mil años”. De Jared Diamond

¿Quién es tu escritor favorito?

Dos Migueles: Unamuno y Delibes

Si pudieras escoger sólo un libro ¿Cuál escogerías?

“El principito” de Saint Exupery

¿Qué nos puedes contar sobre tu próxima novela?

Como apuntaba, será otro trabajo en ejercicios prácticos. Pero más en profundidad, más hondo y de mayor esfuerzo para el lector. De alguna manera este libro puede suponer un preludio del siguiente.
Como en éste, no es cosa de entretener, sino de hacer trabajar y mejorar. Cada uno a su paso y su ritmo, a su propio nivel y voluntad. Libertad total, pero con guía práctica y proceso sencillo, que hacen espontáneo y fácil el avanzar.
Si no, todo se limita a repetir e intentar lo usual, lo no práctico ni efectivo.

Punto final. ¿Quieres añadir algo a modo de despedida?

(Lo que figura en portada del libro)
Puede que te quejes de falta de valores hoy. Pero lo importante no es que la sociedad tenga valores “en candelero”, sino que las personas los vivan y disfruten, los hagan suyos, sean vida y realidad. Y esto es, justo esto, lo que este libro pretende.
Y te propone lograrlo en dos pasos: Primero, embarcándote en un viaje de valores, donde les permitas empapar tu alma de niño (el cuento con “los brillos” de un granero). Después, una vez interiorizada su esencia, ejercitándolos y materializándolos en tu actuar y tu entorno diarios (los ejercicios prácticos).
Sin lo primero, el valor no profundiza, no hace raíz; se queda en mero añadido. Sin lo segundo, no florece ni fructifica, no llega a vivir; se queda en mero ideal.
Así, en lugar de la queja, lo práctico y útil será vivir tus propios valores desde ambas perspectivas: Tanto desde tu alma de niño, como desde tu actuar consciente.