¿Cuándo decidiste ser escritora?

No hubo un momento en el que decidí ser escritora en el sentido de «voy a ver si puedo ganarme la vida con esto». Empecé a escribir a los ocho años, la misma edad en la que me aficioné a leer. Desde entonces, escribo. Solo me bloqueé una vez, cuando en tercero de EGB me obligaban a redactar una «crónica» cada semana. Yo le decía a la profesora que no tenía nada que contar y ella me ponía un cero semana tras semana, hasta que terminó el curso. Mis padres vieron que en casa sí escribía y además dibujaba, sobre todo en verano, cuando tenía tanto tiempo libre. Así que me regalaron un precioso diario; todavía lo guardo. Siempre tuve muy clara mi pasión, y por eso estudié letras y escogí la carrera de Filología y más tarde Humanidades.

¿Qué tipo de novelas son las que más te gusta escribir?

Novelas de ficción literaria, pero no me gusta escribir solo novelas; también relatos, ensayo y literatura de viajes.

¿Cuál ha sido tu último libro?

El último que publiqué fue Hacia tierra austral, un libro de viajes en el que relato mi periplo de varios meses desde Barcelona a Perth, Australia, usando el tren como medio de transporte principal.

¿Cómo se te ocurrió la idea de escribir tu último libro? ¿qué te inspiró?

Decidí escribirlo a raíz de la buena acogida que tuvo mi primer libro de viajes Amanecer en el Sudeste Asiático. Después de escribir el primero en 2001, enviarlo a cinco editoriales españolas especializadas en viajes y recibir cartas de rechazo de todas, no me sentí motivada para escribir el segundo, aunque sí tomé notas de todo y guardé la correspondencia que enviaba a mis familiares y amigos mientras duró el viaje.

¿Qué personaje de tus novelas es al que le tiene más cariño? ¿Por qué?

Me he enamorado del protagonista masculino de la novela que estoy escribiendo. Creo que sin darme cuenta he creado a alguien que me gustaría conocer, pero no sé si existe. También le tengo cariño a la protagonista: pasa por muchos momentos difíciles y es muy joven. Hay otro personaje que es un poco malote y es el único que he creado pensando en alguien que de verdad existe, pero a ese también le he tomado cariño. En fin, supongo que los quiero a todos.

Algunos creen que la vida de los escritores se reflejan en su obras ¿qué parte de ti se ha quedado en la novela?

He metido en una olla un diez por ciento de anécdotas e historias tanto mías como de otros y un noventa por ciento de imaginación, le he dado vueltas y vueltas, y he ido sacando la historia poco a poco intentando darle forma y coherencia. El resultado es ficción pura pero hay una parte de mí en cada uno de los personajes, sobre todo los dos principales, porque he tenido que meterme dentro de ellos para saber cómo piensan y sienten.

¿Qué opinas de los soportes digitales para la lectura?

Me encanta el Kindle porque la pantalla no brilla; es el único dispositivo digital en el que leo libros. Pero compro solo obras de autores autoeditados, clásicos, o con precios razonables. Continúo leyendo en papel porque no siempre encuentro en formato electrónico lo que busco y cuando sí, es demasiado caro. Entonces recurro a la biblioteca pública.

¿Te relacionas con tus lectores a través de las redes sociales?

Sí. Siempre contesto a todos los mensajes y mis cuentas en las redes sociales son públicas. Les estoy muy agradecida a los lectores; me han ayudado mucho.

¿Cuál ha sido el último libro que has leído?

Leo varios libros a la vez. Uno de los que he terminado hace poco es La soledad de los números primos de Paolo Giordano. Bien, pero muy triste.

¿Quién es tu escritor favorito?

No tengo favoritos, me gustan muchos. Pero sí hay algunos que me obsesionan; son los que publican una obra maestra y luego tardan años, a veces hasta décadas, en volver a publicar. Dos de estos son Jeffrey Eugenides y Steve Toltz.

Si pudieras escoger sólo un libro ¿Cuál escogerías?

La Biblia. Es la base de la literatura universal.

¿Qué nos puedes contar sobre tu próxima novela?

Que hoy he puesto el punto final.

Punto final. ¿Quieres añadir algo a modo de despedida?

Que en realidad no me gustan las entrevistas; me dan vergüencitis, pero gracias.