¿Cuándo decidiste ser escritor?

En la adolescencia. Todo empezó como un pequeño sueño, tras devorar decenas de novelas de la biblioteca de mi ciudad. Trasmitir historias es trasmitir experiencias, conocimientos y una especie de luz para guiarnos en esta vida.

¿Qué tipo de novelas son las que más te gusta escribir?

Me encantan las novelas con gran carga social para que la gente pueda obtener algo más de ellas aparte de entretenimiento y diversión. Por tal motivo suelo centrarme principalmente en la época actual.

¿Cuál ha sido tu último libro?

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¿Cómo se te ocurrió la idea de escribir tu último libro? ¿qué te inspiró?

Me inspiraron noticias increíbles de periódicos y televisión. Decidí inventar una divertida historia basándome en sucesos disparatados pero reales. Al mismo tiempo, sería una manera de denunciar los continuos y aberrantes abusos a los que nos somete este mundo del futuro, al que llamamos civilizado a pesar de que diste mucho de serlo.

¿Qué personaje de tus novelas es al que le tiene más cariño? ¿Por qué?

No sabría decirlo. El protagonista de mi primera novela es mucho más tímido y vulnerable, y a pesar de ello logra desarrollar una determinación con la que logra salir adelante a pesar de que el destino parece empeñado en destruirlo. Sin embargo, el protagonista de mi segunda novela, es bastante más alocado y desenfadado, y con bastante menos paciencia. Ambos tienen muy buen fondo pero creo que me quedaría con Wenceslao, el prota de mi última novela, ya que se parece más a mí, y usa el humor constantemente para combatir la seriedad cotidiana.

Algunos creen que la vida de los escritores se reflejan en su obras ¿qué parte de ti se ha quedado en la novela?

En mis dos novelas me sucede lo mismo. Quizás un 70% del argumento se nutre de experiencias propios. No obstante, en mis próximos trabajos creo que tiraré muchísimo más de la imaginación. Me gusta cambiar. De hecho, aún sigo buscando mi propio estilo.

¿Qué opinas de los soportes digitales para la lectura?

Tienen su parte mala y buena. Son muy prácticos, pero creo que también se convertirán en un arma que potenciará la piratería, uno de los grandes retos para la literatura en la actualidad. Por el momento, sigo prefiriendo el tacto y la nostalgia de la edición en papel.

¿Te relacionas con tus lectores a través de las redes sociales?

Por supuesto, mientras disponga de tiempo, siempre contestaré a mis lectores sobre lo que deseen. Incluso si me ponen a caer de un burro. Las críticas malas son las mejores porque ayudan a uno a perfeccionarse. Desgraciadamente los escritores emergentes como yo suelen recibir muy pocas críticas sean buenas o malas. Solamente nos queda mantener la esperanza de hacernos un poco conocidos. En caso contrario, será muy difícil mantenerse activo en el bello mundo de la literatura.

¿Cuál ha sido el último libro que has leído?

Actualmente, debido a mis estudios, leo mucho ensayo. "El catolicismo explicado a las ovejas" de Juan Eslava Galán es mi última lectura. Me encanta su ironía y la sensación que aportan sus líneas. Tienes la sensación de que vienen respaldadas por miles de páginas leídas de toda índole, lo que le aporta una gran objetividad aunque su estilo sea mordaz y chispeante. No obstante, estoy deseando leer varias novela que tengo en la bandeja de entrada.

¿Quién es tu escritor favorito?

Eduardo Mendoza y Tom Sharpe quizás sean, por ahora, mis más apreciados. Pero otros como Noah Gordon, Saramago o Ken Follet también me entusiasman bastante.

Si pudieras escoger sólo un libro ¿Cuál escogerías?

Muy díficil. Seguramente me quedaría con "El clan del gran oso cavernario" por lo muchísimo que me sorprendió lo interesante y lo actual que puede ser la prehistoria. Y lo que mucho que se aprende del ser humano, ya que las semejanzas con nuestro mundo "civilizado" son fascinantes. Sin embargo, si tengo ganas de reírme, escogería "Wilt" o "Sin noticias de Gurb".

¿Qué nos puedes contar sobre tu próxima novela?

Seguramente se desarrolla en el mundo educativo, pero intentando darle un giro muy original que aún no he visto en ninguna otra obra. No puedo contar más. Detesto que me destripen los argumentos. Muchas veces, incluso, suelo leer una novela por la portada, por el título, o por la biografía del autor, aunque no sepa absolutamente nada del argumento.

Punto final. ¿Quieres añadir algo a modo de despedida?

Quizás un pequeño deseo. Que la gente deje de jugar tanto al Candy Crash y que vuelvan a leer. Por ejemplo, en el metro de Madrid, conforme transcurren los años, se ven cada vez más Ipod en las manos de la gente y menos libros. Creo que el único modo para que te lean las nuevas generaciones será verte en una pantalla electrónica. Ya veremos como afrontamos este peliagudo asunto.