Entrevista a Félix Acosta Fitipaldi
¿Cuándo decidiste ser escritor?
Ese es un paso que nunca di, no se trató de una decisión sino de algo inmanente a mi persona, surgido al comienzo de la adolescencia en forma natural y sin motivo manifiesto. Tenía gran inclinación a la lectura y venía leyendo a Twain, Stevenson, Verne, Salgari, Swift y otros autores propios para la edad. La lectura siempre me ofreció elementos que ningún otro medio me ha dado pues apela a la imaginación. El cine nos da todo digerido, somos meros espectadores, en cambio al leer, mentalmente, construimos paisajes y escenas que llevan nuestra impronta. Así es que leyendo algo aterrador estaremos sobre nuestro límite de horror, el que a instancias del autor (supongamos uno bueno) nuestro intelecto propone. Al ver una película aterradora vemos lo que seguramente ha sido horroroso para el director, quizás nuestra propuesta habría sido diferente.
En los primeros tiempos, escribir quizás fuese una forma de hablar conmigo sobre mis soledades, de exigirme respuestas a preguntas que de pronto no osaba plantear y de herirme con mis tristezas, pues cuando el mundo exterior me colmaba no me sentía inspirado a escribir.
Expresarme por ese medio comenzó a ser una necesidad vital atada al mero placer de hacerlo, y tanto que durante muchos años ni siquiera tuve presente la posibilidad de compartir mis textos. Sin embargo jamás he padecido el síndrome de la hoja en blanco, lo que entiendo debido a que no me gano la vida escribiendo. Si no tengo algo que decir simplemente me dedico a otras actividades. Si bien esto me hace sentir diferente a la mayoría de las personas que escriben, no configura drama alguno.
¿Qué tipo de novelas son las que más te gusta escribir?
He sido esencialmente cuentista. En ese género me sentía muy cómodo y he superado la centena de trabajos, varios de ellos publicados tanto en papel como en Internet. En ellos no conservo un estilo en particular, procuro adaptar la prosa al ámbito del relato y adapto la forma de expresarse de los personajes a su naturaleza.
Por cierto, en algún momento me embarqué en la escritura de una novela. Tenía la trama en la cabeza y el soporte de algunos apuntes que sobre ella había ido acumulando. Me fue muy difícil y estimo que el resultado no fue muy bueno, aunque fue seleccionada finalista cuando la envié al concurso de “Yoescribo.com”.
Escribiéndola me había sentido más libre que cuando encaraba la construcción de un relato. La concisión no era necesaria, las escenas podían contener elementos que debía descartar al escribir cuentos, y los protagonistas podían ser parlanchines. En ese campo el narrador omnisciente se mueve a sus anchas y es la forma que prefiero; sólo digo lo que veo, no me comprometo, no opino.
Luego me encontré escribiendo una serie de relatos novelados, independientes, pero con los avatares del mismo personaje. La forma de narrar intercala primera y tercera persona. Comenzó siendo una trilogía a la cual, luego, consideré con elementos factibles de dar mucho más. Terminó siendo un volumen de unos doce cuentos que, aunque me esforcé y enriquecí el trabajo inicial, a fuer de sincero debo aceptar que los mejores textos son los tres primeros.
Poco después me entusiasmé con una nueva idea de largo aliento y durante tres o cuatro años “Ctrl-Alt-Supr reiniciar” fue el puzle que me mantuvo ocupado. Aprendí mucho al escribirla, no sólo por la investigación que debí hacer sino por el mero ejercicio literario. Si comparara la primera versión con la publicada notaría párrafos y personajes que fueron eliminados, y nuevos textos y protagonistas que se agregaron. Ocurrió también un cambio trascendente cuando debí reestructurarla. Eso se debió a que la di a leer a varios lectores de distintos ámbitos y al asesoramiento de un amigo, informático e intelectual. Creo que estar abierto a las críticas y tener disposición para enmendar y cambiar es importante. “CAS reiniciar” es una novela extensa y de final abierto para la cual tengo en mente la saga o, quizás, su ampliación en una eventual segunda edición. Algo que no me conformó de ella: el título. Cuando comprendí lo dificultoso que es nombrarla y se me ocurrió otro: “Jaque de hackers”, que incluso le hace más honor, sentí cierta decepción.
¿Cuál ha sido tu último libro?
Mi último libro es una novela narrada en primera persona. He empleado todos los tipos de narradores, intercambiándolos a veces y cotejando cual es más acorde al tema que trato. Como escribir en primera persona siempre me resultó más sencillo por lo general evito hacerlo. En este caso era imprescindible, ni “El guardián entre el centeno”, ni “La senda del perdedor”, ni “La naranja mecánica”, podrían haberse escrito de otra forma.
El protagonista de esta novela, que en un principio se llamó “Colapso emocional” (hoy el nombre es otro), padece una psicopatía embrionaria con la cual la realidad, si bien no llega a afectar en forma notoria su comportamiento social, le juega malas pasadas a su mente. Es que su novia lo ha dejado y el muchacho, que para peor trabaja por la noche, no piensa más que en ella.
Pese a este lúgubre contexto la trama denota humor, es ágil, en ocasiones disparatada, y contiene ingredientes pintorescos que la tornan amena, directa y sencilla de leer. En cierta forma es también un homenaje al más notorio grupo musical de la historia. De momento no aporto el nombre definitivo pues la he enviado a concurso. En forma independiente al resultado la publicaré, al menos como e-book.
¿Cómo se te ocurrió la idea de escribir tu último libro? ¿qué te inspiró?
¡Me causa gracia y al pensarlo me sonrío! Es que poco tiene que ver el ítem inspirador con el resultado final. Y ya lo verán quienes lleguen a leerla si confieso que un ciborg, que domina al mundo por medio de su mente, fue la idea inicial. Y aquí quizás deba aclarar que no se trata de una novela de ciencia ficción, que tampoco es una novela psicológica, ni de anticipación, ni de amor, ni de sexo… Imaginemos una mezcla de todo eso con música de los Beatles.
¿Qué personaje de tus novelas es al que le tiene más cariño? ¿Por qué?
Por supuesto es imposible traer de pronto a la mente cientos de personajes. Sin embargo, al leer la pregunta, un nombre saltó al primer plano en mi pantalla mental: Adrián, uno de los hackers de Ctrl-Alt-Supr reiniciar. Creo que la razón ha de resultar obvia, y es que lo supongo el más parecido a mí. Pensándolo más en profundidad podría afirmar que también los otros dos personajes principales llevan algo de mi personalidad, ya en forma más sutil y hermética. Me quedo con Adrián, al menos no me incomoda verme en su lugar, lo que sí ocurre con los otros.
Algunos creen que la vida de los escritores se reflejan en su obras ¿qué parte de ti se ha quedado en la novela?
Desde hace mucho, y ante preguntas similares, respondo que mi forma de escribir es detenerme ante el espejo y narrar las cosas curiosas (interesantes, extravagantes, terribles) que ocurren del otro lado. Que esta acción implica, además, que mi propia imagen moleste, interfiriendo en cuanto yo pueda atisbar y transcribir. Pero ende eso, esa resaca de nuestro espíritu que arrastramos hacia el texto, es el condimento; depende de cuánto y qué tan bueno sea el que poseamos para que aquello, esa ficción que se desarrolla tras el espejo, contenga elementos que la hagan digna de competir con la realidad, por demás sorprendente.
En el caso de esta última novela antes mencionada, la parte de mí que se ha quedado en ella es la beatlemaníaca.
¿Qué opinas de los soportes digitales para la lectura?
Entiendo como soportes digitales para lectura los tablets y artículos similares, no los sitios que los proveen. No tengo tablet, no uso aún, pero por cierto que lo tengo previsto. El libro es hermoso, además de su contenido encarna un objeto mágico, su aroma cuando es nuevo, su olor a polvo de viejo, sus hojas flamantes, sus hojas ajadas…
Pero estimo que la utilidad de los soportes digitales es inmensa. Uno puede andar con toda una biblioteca a cuestas y leer lo que le interesa. Si halla palabras que no conoce o se menciona algo de lo cual nunca escuchó hablar puede salir de dudas de inmediato consultando en la web. Quien escribe puede atrapar ideas sin pérdida de tiempo y hasta hacer que lo despierte por la mañana. Serán de uso obligatorio en el futuro.
En cuanto a los sitios que ofrecen a los autores la publicación de sus obras en e-book tengo algunos reparos. Ctrl-Alt-Sup reiniciar, luego de salir en papel fue publicada en Internet por Emooby Pubooteca. Fue una mala experiencia, estuvo unos tres años y algunos ejemplares se vendieron, pero yo nunca vi un billete. Su negocio está en publicar mucho y no pagar nada. ¿Cómo es así? Pues, el contrato plantea que el escritor cobrará luego de vender quinientos ejemplares, cantidad que a menos de ser muy conocido nunca se logra. Pero ellos, que han vendido veinte o treinta, han hecho su dinerito.
El caso es que luego, vencido el contrato y si uno desea quedar libre, puede tardar más de un año en que eso se concrete, y mucho más se tardará para que la totalidad de sitios que lo ofrecen lo retiren de la venta. Aún hoy me es imposible saber si en otra parte del mundo que no sea donde radico se está ofreciendo, a mis espaldas, mi novela, pues hay librerías que indican que ese título no está disponible “para mi país”.
Pero sí, volveré a intentarlo, probaré con otra editorial.
¿Te relacionas con tus lectores a través de las redes sociales?
No a través de las redes sociales. Se pierde allí mucho tiempo entre una inmensidad de trivialidades. Pero sí he mantenido correspondencia con varios lectores y en algunos casos nació la amistad. Me interesan sus opiniones. Hoy día se puede tener ese “ida y vuelta” que ayuda a templar nuestra subjetividad. No es un tráfico intenso, lo supongo debido a que soy poco conocido. Ya serán más algún día.
Creo que es en esa parte en donde fallo. Disfruto escribiendo, pero evito concurrir a eventos literarios, nadar en el ambiente, publicitar mis obras directamente. Se me hizo muy difícil elaborar el breve texto que acompañó la salida de mi novela, no quería parecerme a esos padres que hablan de sus hijos como si fuesen los más inteligentes y encantadores del mundo (nunca lo hice al hablar de mis hijas, aunque para mí fuesen lo más grandioso que me dio la vida). Algo semejante me ocurre cuando debo comentar mis textos, soy mesurado, aunque mi entusiasmo preferiría gritar elogios extraordinarios.
¿Cuál ha sido el último libro que has leído?
Nunca leo “el libro del momento” y rechazo lecturas como “Código da Vinci”. Por otra parte suelo abordar varios autores al mismo tiempo y de temática variada, así que diré los últimos. “El crimen perfecto” de Jean Baudrillard, “Nadie vio Matrix” de Walter Graziano y “La civilización del espectáculo” de Mario Vargas Llosa.
Para ponerme al día con la ficción he comenzado “La verdad sobre el caso Harry Quebert”, de Joël Dicker, de quien no he leído nada; también con ¨La pianola”, de Kurt Vonnegut, del que he leído “Matadero cinco” y seguramente leeré algunos más, e “Historias de diván” de Gabriel Rolon.
¿Quién es tu escritor favorito?
¿Uno? Gabriel García Márquez.
(Y me siento en deuda con Bukowski, Victor Hugo, Chéjov y medio millar más de grandes escritores. Pues también estoy relegando a John Fante, Rulfo, Jorge Amado, el propio Estephen King… ¡Y olvidando a Bradbury, Asimov, Clarke, Sturgeon, P.K.Dick! ¿Ah sí, claro, y los viejos maestros? Sí, ellos: Poe, Lovecraft, Buzzati, Saki, quedan en las sombras, al igual que nuestros Quiroga, Benedetti, Galeano y Onetti.)
Pues si uno es uno: Gabo.
Si pudieras escoger sólo un libro ¿Cuál escogerías?
“Cien años de soledad”. Lo leí dos veces y quisiera tener tiempo para revivirlos (esos 100 años) otra vez. Es el libro más redondo paso bajo mis ojos y tiene uno de los primeros párrafos más espectaculares de la literatura. Luego “Los miserables” y “Espera la primavera, Bandini”, creo.
¿Qué nos puedes contar sobre tu próxima novela?
Hace poco he terminado la anterior y las musas “han pasao de mí”, como dijera el trovador. Ni miras tengo de sentarme ante la hoja en blanco por primera vez. Pero no creáis que no lo pensé. Así como llevo in mente el primer episodio de la segunda parte de “CAS reiniciar”, ha comenzado a crecer la idea de continuar la recientemente culminada. Después de todo dispongo allí de un par de mundos, muy diferentes uno del otro, donde mientras me distraigo siguen pasando cosas.
Tengo también la voluntad, en la medida en que el tiempo me dé para hacerlo, de ordenar esos cinco o seis tomos de relatos que guardo por allí, para luego ofrecerlos en Internet. Hasta los diseños de las portadas de todos ellos están listos, además de considerarme en condiciones de preparar yo mismo los textos como e-books. La duda es si hacerlo por mi cuenta, desde mi propio sitio, o buscar la ayuda de una editorial honesta.
¿Terminó? ¡Ah, qué lástima!
Punto final. ¿Quieres añadir algo a modo de despedida?
Muchas cosas quisiera agregar, sobre todo a propósito de aquellos títulos y autores que mucho me agradaron y que no he mencionado. También algo sobre una suerte de temor que me nace al pensar en los escritores del futuro, en el posible fin de esa labor solitaria, íntima, que siempre los escritores han tenido. El desarrollo de las comunicaciones y la forma actual de elaboración de seriales y filmes, donde la creación está a cargo de un equipo, cada vez despersonaliza más la labor literaria, desvían la cultura hacia los efectos especiales, el exceso visual y la sordidez.
Pero quizás no sean más que temores infundados, una tonta idea mía. Desde hace un tiempo se ha vertido la sospecha en cuanto a que Shakespeare era un seudónimo que amparaba a un grupo de escritores. Así pues, el futuro promete muchas facilidades para dar a conocer sus obras a quienes escriben. Tal vez algunos se unan y otros, los genios literarios, emergerán por sí mismos. Ellos serán los verdaderos escritores.
Un saludo para aquellos que han tenido la paciencia de llegar hasta aquí y mi más profundo agradecimiento para MisLibrosPreferidos.com por la gentileza de invitarme.
Por allí nos vemos.
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