Es una historia sentimental, que mezcla los dos grandes ejes dialécticos de la existencia humana: el amor y la muerte, sobre la base de una historia pequeña, sobre pequeñas cosas, como los son todas las que componen cualquier existencia humana. La historia que relata es un tejido de insignificancias, una red de pequeñas cosas, bien lejos de las historias de aventuras a las que nos tiene muy acostumbrado gran parte de la literatura actual, que relata aventuras que parecen de otro mundo. En este caso, es un retorno al espíritu originario de la novela, que es el conocimiento de la existencia, como dijo Kundera. Una vez en ella, habrá, como es constitutivo de la vida, amor y muerte, alegría y dolor, ganancias y pérdidas, y sobre todo, a través de esas experiencias, la desnudez de la persona frente al mundo, dispuesta a volver a dotarlo de calor y sentido, que es la auténtica esencia del existir, dar sentido.