A menudo el hombre ha sentido la necesidad de expresar sentimientos que le superan por su grandeza o que le definen como entidad. Dicha empresa, sin instrumentos como la poesía, habría sido inabarcable.
Sin embargo, otras veces, nos encontramos frente a lo bello de la cotidianidad y hacemos de la poesía una pequeña lupa que acerca el detalle y nos permite deleitarnos.
El mundo natural, su pureza, sus sentidos, su libertad… es aquello a lo que vuelve el hombre y lo que olvida cada vez que se sumerge en el ruido de sus grandes proyectos. El trino de los pájaros y su colorido son algunas de esas pocas cosas reales a las que el hombre siempre retorna. En esta maravillosa obra, el autor lo hace como el naturalista romántico y despreocupado que anota sus pensamientos en un cuaderno de campo, como aquél que todavía sabe disfrutar del colorido, los sabores, la brisa en la copa de un árbol y la visión del mundo natural.
Manuel Ortiz, en su cuarta obra de poesía publicada, consigue un texto