Para la detective Mia Mitchell ha empezado la cuenta atrás. Mia regresa al departamento de policía de Chicago después de sobrevivir a un tiroteo, pero solo llegar a la oficina su jefe le planta delante un nuevo caso: un pirómano asesino trae de cabeza al departamento de bomberos de la ciudad y Mia tendrá que trabajar con el teniente Reed Solliday, del cuerpo de bomberos, para resolver el caso. Mia es independiente, y desde el primer minuto ha demostrado a las claras que no tiene ganas de que Reed se inmiscuya en su caso, aunque tampoco puede evitar la atracción casi inmediata que surge entre ellos. La investigación avanza, pero nada es concluyente. Lo único seguro es que Mia podría ser la próxima víctima.
Una sabia y equilibrada mezcla de intriga y pasión, unos personajes principales con carácter, unos secundarios bien perflados y un suspense que atrapa hasta el final.