Los aragoneses se imaginan como comunidad a través de algunos episodios o símbolos de su pasado compartido, pero también de ideas o sentimientos que han sido creados o rediseñados recientemente por los partidos políticos o los medios de comunicación. Las movilizaciones vividas por la sociedad aragonesa desde principios de los noventa han servido para que esos soportes de identidad, en unos casos, se refuercen y, en otros, modifiquen total o parcialmente su sentido.
Este libro bucea en esos procesos sociales con el objetivo de interpretar hasta qué punto las reivindicaciones sobre la autonomía plena y el agua han servido para generar identidad aragonesa y para cambiar las relaciones con otras identidades colectivas, ya sea la española u otras subestatales, como la catalana o la vasca.