Nadie habla de los secuestros económicos, que son la mayoría, por miedo. Diario de mi cautiverio rompe el silencio para develar el cruel mundo de los secuestros extorsivos, en los que el dinero es lo único que cuenta. Su autora, María Carolina Rodríguez, una mujer común y corriente, como ella se describe, disfrutaba con su esposo de un fin de semana en Melgar, cuando fueron secuestrados por las FARC, en pleno proceso de paz con el gobierno de Andrés Pastrana en el 2001, con la zona de distensión como epicentro de su cautiverio. Desde el primer día María Carolina escribió un diario en el que consignó detalles que permiten conocer la realidad de los secuestros con móviles económicos. La larga monotonía, los recorridos sin fin, la difícil convivencia, los días y las noches encadenados, las extorsiones telefónicas a las familias para obtener, bajo presión emocional, el pago de los rescates y hasta trágicos momentos como el de tener que enfrentar la muerte de uno de los quince compañeros de cautiverio por falta de atención médica. Con su esposo, formaban una joven pareja de profesionales recién casados por cuya libertad pedían $11.000 millones, una cifra que sus familias jamás habrían podido alcanzar. Ambos sobrevivieron porque juntos lograron escapar. Algunos de sus compañeros siguen, desde hace más de seis años, en poder de las FARC, desconociéndose su suerte.