Whitney acaba de pasar por un divorcio terrible. Su marido la ha dejado sin casa y sin dinero. Y él, un cirujano plástico en ciernes, se ha buscado una nueva esposa con una rapidez tan inusitada que Whitney está segura de que ya era su amante desde tiempo atrás. Whitney busca la ayuda de su prima, Miranda, que había vivido con ellos una temporada. Miranda le propone a Whitney que cuide de sus perros en la cabaña del conserje de uno de sus patrones, Calvin Hunter. Whitney llega en el momento en que Miranda se casa y parte de luna de miel durante unas semanas. Así que puede disfrutar de una breve temporada de tranquilidad y reflexión para reencaminar su vida. A la casa grande de la finca acaba de llegar Adam Hunter, un veterano de la guerra de Iraq que sufrió una lesión en la batalla y fue repatriado unos meses atrás. Durante su recuperación, su tío Calvin había convocado a Adam a su casa en Grecia y le había dicho que estaba seguro de que alguien quería asesinarlo, y que si eso ocurría Adam debía investigar el asesinato. Su tío Calvin muere al poco de un claro ataque cardiaco. Adam va a casa de Calvin, en California, para investigar, pues no cree que haya sido una muerte natural, y allí conoce a Whitney. Inmediatamente después de la muerte de Calvin, su casa es robada y lo único que echa en falta es su agenda y su ordenador. Adam contrata a un contable para que intente ordenar los asuntos financieros de su tío, que últimamente anda obsesionado con sus perros y los concursos caninos de la alta sociedad americana. Para sorpresa de todos, las cuentas de Calvin aparecen absolutamente vacías. Whitney y Adam, que ahora se ven a diario, empiezan a sentir el uno por el otro algo más que la simple amistad del principio. Cuando la cabaña del conserje es quemada intencionalmente, Adán y Whitney asumen que las sospechas de Calvin eran ciertas.