Enric Messeguer, un escritor alcoholizado que vive entre la frustración y la euforia, será citado –a través de una carta- a un piso del casco antiguo barcelonés. Una vez allí, se encontrará con un misterioso manuscrito, dos personajes desconocidos y un cadáver. A partir de ese instante, la vida de Enric cambia radicalmente: un extraño personaje que dice ser un pirata del siglo XVII aparecerá y desaparecerá de su casa consumiéndole todo el ron que pilla. Dice llamarse Roger de Saladrigues y su misión es explicarle sus aventuras en la piratería del XVII y el mundo que pretendieron crear, Neopatria, al más puro estilo de Libertaria en Madagascar, que cuenta Defoe en sus Cuentos de Piratas. La misión de Enric, de alguna manera es descubrir las claves del manuscrito para retomar ese mundo idealizado, en un contexto actual, lleno todavía de franquistas arrepentidos. Lo que sucede es que Enric, en una sutil maniobra literaria por parte del autor, al igual que a todos los personajes de la trama (El Holandés Errante, Buscarraons, Cara Cortada, etc) les acaba afectando el mismo problema: son personajes del presente y del pasado. Enric acaba siendo el propio Saladrigues en otro tiempo. El final, como no podía ser otro modo, es frustrante, las sociedades occidentales son imposibles de cambiar y, a pesar de la valentía de los protagonistas, éstos acaban sucumbiendo.