Los ensayos que integran este volumen consiguen acercar al lector a la obra de uno de los antropólogos más admirados y discutidos de nuestro siglo. Los autores que se enfrentan en estas páginas con la tarea de analizar cuál ha sido la aportación de Malinowski a la antropología social han sido discípulos o colegas del autor de Los argonautas del Pacífico Occidental. Nadie discute su reputación como etnógrafo de campo, y comienzan a valorarse sus logros en cuanto a la creación de una perspectiva nueva y durable para la antropología. La tarea que él se propuso, orientada a conseguir una interpretación dinámica de la conducta humana en el ámbito más amplio de las circunstancias culturales a base de combinar teoría y hechos ha merecido críticas que no siempre cabe calificar de justas. Precisamente es el concepto de cultura, en la forma en que lo desarrolló inicialmente Malinowski, una de las contribuciones más estimulantes al pensamiento antropológico de su tiempo. A él hay que atribuir también el mérito de haber abierto camino para una estimación más justa de la importancia del estudio de la economía de los pueblos primitivos. No sólo se consideran en este libro sus aportaciones a los métodos de trabajo y a la literatura etnográfica, sino que se analizan y critican sus concepciones de la ley, modificadas varias veces a lo largo de su carrera, o el esquema conceptual que le servía de cañamazo para el estudio de los sistemas de parentesco, o su contribución al estudio de las creencias religiosas. Bronislaw Kaspar Malinowski nació en Cracovia (1884), donde cursó estudios universitarios, que completó en Leipzig y en Londres. Viajó a Nueva Guinea, a Australia y a las islas Trobriand. También efectuó trabajo de campo en el sur y en el este de África, entre los indios pueblo y entre los zapotecas. Ocupó la primera cátedra de antropología en la Universidad de Londres en 1927. Fue profesor en Yale en los últimos años de su vida. Murió en New Haven (1942).