Los autores incluidos en este libro analizan la relación entre países imperialistas y países dependientes, tratando de dar cuenta del hecho de que, en términos relativos, los primeros son cada vez más ricos y los segundos cada vez más pobres. Esto implica una diferencia sustancial con respecto a los autores de principio de siglo, ya que, a pesar de sus previsiones, la expansión capitalista ha ampliado la brecha entre estos países en lugar de cerrarla. Otras leyes han estado operando en la formación del sistema, leyes que escaparon a las previsiones de estos autores. Hoy se comprueba que el capitalismo ha construido un mercado mundial, pero que las relaciones de producción han cambiado de manera distorsionada y en algunos casos ni siquiera han cambiado. Pero ¿acaso el surgimiento de ‘una nueva clase obrera en la periferia -América Latina, Asia y África- implica que la acumulación acelerada prevista se ha verificado? La respuesta de los trabajos que ahora se publican es negativa, pero esto de ninguna manera resulta una novedad. La aportación original consiste en el intento de investigar este hecho, relacionando el atraso de los países dependientes con el modo específico en que los nuevos contingentes proletarios se integraron en un sistema de explotación a escala internacional. Este libro desarrolla el modelo expuesto por A. Emmanuel en El intercambio desigual. (Siglo XXI Editores) y amplía la polémica que suscitó la publicación de esta importante obra.