A los cuatro años, le extirparon la mayor parte del clítoris y los labios menores de la vagina a golpe de navaja en su Guinea-Bissau natal. Lejos de doblegarla, los efectos físicos y psicológicos de la ablación despertaron en Fátima Djarra Sani un indómito deseo de lucha contra aquellas tradiciones de su pueblo que suponen un ataque frontal a los derechos de la mujer.

Fátima respeta sus raíces. Ama su tierra. No se deja llevar por la ira ni el rencor. Su vida es la búsqueda constante de ese equilibrio que le permita conciliar la cultura de la que procede y la causa que le ayudó a convertir la debilidad en fortaleza. Porque como mediadora de Médicos del Mundo Navarra, Fátima Djarra Sani hoy se afana por prevenir la mutilación genital femenina y fomentar la igualdad entre el hombre y la mujer africanos. Para alcanzar su meta, no emplea más armas que la información y su ardor. No pretende hallar culpables ni enjuiciar a sus ancestros, sino transformar la realidad que le rodea.