En 1989, un tipo llamado Stephen Hillenburg dibujó una esponja de mar redonda con gafas de sol muy chula (la esponja Bob), que en 1995 acabó transformándose en una ingenua esponja cuadrada con corbata (Bob Esponja Pantalones Cuadrados). Para el año 2013, Bob Esponja se había convertido una serie de animación emitida en 170 países y traducida a 25 idiomas, y era difícil pensar en una esponja sin engalanar con la boca sonriente de este simpático protozoo. El hecho de que un simple garabato haya conquistado el mundo es una prueba bastante convincente del poder de la creatividad, las ideas y la repercusión del arte y los medios. Unos pocos trazos a lapicero en un trozo de papel pueden convertirse en un corto de animación que evolucione en una serie y que termine siendo un fenómeno popular global e intercultural.