«Al principio de los días Dios se sentía solo y el dolor le consumía.
Decidió crear un heredero que ocupase el Trono del Universo, y así lo hizo Creándole perfecto, bello y perverso. Su hijo más querido, el más perfecto y hermoso jamás concebido se reveló contra Él y le dejó el corazón malherido. Dios, apenado y confundido, le desterró al mundo del olvido. Lucifer, furioso y altivo, juró darle a Dios su justo castigo. Se desató una cruenta batalla en el cielo Dios no lograba encontrar consuelo,
su corazón de Padre derramaba lágrimas de dolor y sangre. Lucifer y sus leales secuaces fueron desterrados a otros lúgubres parajes. Pero era tal su inmenso poder que Dios tuvo miedo de Él. En las tinieblas se guareció durante años, Dios jamás pudo imaginar que ocasionaría tanto daño. El Padre se volvió cruel y a sus hijos en la tierra, les hizo pagar por Él. Durante meses, años y siglos Dios ha castigado a sus hijos con más de mil peligros. Mientras, el poderoso Lucifer se reía en su Reino de su estúpida ley. Dios, creyéndose perfecto, se envió a sí mismo al mundo para lanzarle un reto, pero el ser humano es envidioso, incrédulo y vengativo y prendiéndole en el monte del Olivo, le dieron tormento, muerte y olvido. Mas, con el tiempo, Dios se hizo poderoso y con el transcurrir de los años, se adueñó de los corazones de los más temerosos. Lucifer se volvió más cruel… y juró vengarse de Él. Nació como hombre en el mundo… Dios se sintió herido en lo más profundo. Lucifer prometió al hombre riquezas e inmortalidad… Todo está permitido a favor de la maldad. Se desató una batalla en la tierra… Dios vio como la luz era desterrada de ella. El Padre debió perdonar y el hijo perfecto abdicar. El hermano luchó contra el hermano… fue un terrible mano a mano. Muerte, desolación y terror… fue el premio para el vencedor. Cuando Lucifer hizo descender las tinieblas sobre la tierra… lo hizo por desprecio a ella. Oscuro quedó el cielo. Oscura fue la maldad… pero más oscuro es el futuro que le espera a la humanidad».