Los compañeros es una narración que se desenvuelve en torno a una cita conmemorativa de un fin de carrera, cuarenta años atrás. La vida ha dispersado a los antiguos compañeros de facultad, cada uno por su lado, y a la hora de ese reencuentro se muestran tanto la diversidad y dispersión de esas existencias como sus entrecruces, a la vez que el singular devenir de cada una de ellas: es decir, los triunfos, las frustraciones, pasiones, aventuras, o pequeños sucesos en que han parado aquellas promesas juveniles; pero no sólo eso, sino también los tiempos que han ido transcurriendo llenos de transformaciones. Se trata, en suma, de un juego de contrastes entre esas vidas y esos tiempos: luces y sombras, recuerdos y melancolías, ambiciones y mediocridades, vidas agitadas o tranquilas, rotas incluso. El escritor utiliza aquí una técnica nueva con respecto a sus anteriores narraciones, y los desenmascaramientos más tremendos y los sarcasmos o críticas más feroces se hacen, como si tal cosa, al hilo de una charla tranquila y del ajetreo amigable de la preparación de una fiesta; y son la misma sencillez del lenguaje y la naturalidad de la trama novelesca las que nos arrastran hacia donde no podríamos pensarlo mientras acompañamos o somos acompañados por los personajes, y departimos con ellos.