Las fotografías que vertebran el libro de viajes que Raquel debe traducir catalizan todos sus recuerdos. Lo que debía ser un trabajo se convierte en el punto en el que giran toda su vida y la historia de un país macho sumido en el pozo negro de una ignorancia que se ensaña en sus hijas. Raquel se sumerge en el caudal de sentimientos que brota de esas imágenes y compone el tejido de su vida, hecho con los retales de las relaciones con las mujeres que la marcaron: una madre a la que no conoció y que ocultaba el linaje judío del hombre que la dejó antes de que naciera el fruto de su amor pasajero; una tía mezquina, censora y manipuladora en cuya casa de huéspedes deberá sentirse como prisionera; una cantante que conocerá el éxito profesional y en la que acabará por encontrar camaradería, amistad y protección.