Año 1986. En una ciudad del extrarradio de Barcelona vive Ángel Daldo, de veintidós años, apodado por sus amigos Angelito de la Muerte. Con el fracaso escolar como único patrimonio y sin otro horizonte en la vida que seguir de peón o mozo en cualquier sitio donde le paguen un sueldo, se resigna a que su padre lo coloque en el ladrillar donde trabaja. Al cabo de unos meses, mientras trata de sobrellevar una complicada relación sentimental con su novia Belén, Ángel descubre que Tanco Linares, compañero de trabajo de cincuenta y seis años, lleva casi tres décadas ocultando su pasado como verdugo de la España franquista. La fascinación que la muerte ha causado siempre en Ángel se agudiza ante la personalidad de Linares y lo que éste vivió en los patíbulos de las cárceles, y ambos se atrapan mutuamente en una angustiosa relación que los arrojará a las oscuridades del ser humano y de sí mismos, un camino sin retorno donde aflorará lo peor y lo mejor de cada uno de ellos hasta las últimas consecuencias.