Desde los 19 años, Manuela Murillo tiene una vida subyugada a los preceptos de su novio; Cristóbal un ser manipulador que proviene de una familia en la que la represión es parte importante de la ideología y, la sexualidad es parte de esta represión.

Tras nueve años de noviazgo, Manuela empieza a ser consciente del escaso desarrollo de la cultura humana de su pareja, de que aboga por la permanencia de las cosas y estados. Todo lo que tiende a un cambio lo considera subversivo o nocivo por lo cual es reprimido.

Cuando Manuela decide romper las cadenas que le atan a su dueño, fascinada, descubre una ilimitada libertad sobre su cuerpo su sexualidad y su profesión que la embriagan, despreocupándose y nublando lo que más cuidados precisa; su interior, que ha quedado lleno de secuelas, abarrotado de prejuicios, desinformación, falto de fortaleza y determinación en su personalidad.
Entre devaneos amorosos, mientras descubre la verdadera diversión sexual, encuentra a hombres pasionales y atractivos, pero todos con un perfil nocivo.
No será fácil para Manuela fortalecer su interior, valorarse y aceptarse sin buscar la aceptación sexual de otros, ya que hay otra prioridad por la que batallar. Cumplir dos sueños, trabajar como productora audiovisual y otro más importante, convertirse en una virtuosa cantante.