Viajar por Zacatecas es un festín para los sentidos y para el espíritu; en sus paisajes espectaculares las cactáceas y otras plantas del desierto apuntan estéticamente al más hermoso de los cielos mexicanos. Si la naturaleza ha sido pródiga, la presencia del hombre ha dejado su impronta en sorprendentes ciudades prehispánicas, de hace más de mil años, como Alta Vista y La Quemada, algunas de las muestras más representativas del talento creador del México novo hispano en Jerez, Pinos, Sombrerete y Zacatecas, y en el trabajo de una sociedad pujante que, con admirable esfuerzo, ha creado una red de museos en algunos de sus más preciados monumentos, que permiten seguir la historia del arte mexicano desde la época prehispánica hasta nuestros días.
El Gobierno del estado de Zacatecas ha convocado a un grupo de zacatecanos conocedores y amantes de su tierra para extender, a través de ellos, la más cálida invitación a los lectores de esta obra para conocer, con su guía, entrañables rincones del terruño zacatecano.