Hannah Mac-Alpin, la princesa heredera de la corona escocesa, siendo solo una niña es testigo del salvaje asesinato de sus padres y hermanos a manos del ejército comandado por su propio tío. Ella es puesta a salvo por un grupo de hombres fieles a su padre, y trasladada en un drakkar (La bruja del viento) hasta unas lejanas costas donde es abandonada en la playa.

En los comienzos del siglo IX, la pequeña princesa es capaz de encontrar su sitio entre las gentes sencillas de aquella aldea de pescadores a orillas del Cantábrico, junto a la desembocadura del río Oka, asimilando sus costumbres, su lenguaje, sus mitos y sus miedos, pero su destino se tuerce al ser obligada a casarse con el señor feudal de la región. Un potentado castellano emparentado con el rey Astur-Leones, quien la saca de aquel entorno y la arrastra hasta la meseta castellana.

En ese momento Hannah Mac-Alpin y su hijo tras lograr huir de su nueva casa y de su obligada familia, regresan a Busturia, pero habiendo retomado su estatus de noble. Su personalidad, nobleza (en el amplio sentido de la palabra), hacen que se convierta en la líder natural de aquellas gentes, con la ayuda de los hombres fieles a su padre y sus familias, que nunca la abandonaron.