Un haiku es una estrofa japonesa que data del siglo XVII y que tiene una estructura muy sencilla, pero muy estricta. Son tres versos: cinco sílabas, siete sílabas, cinco sílabas. Son siempre diecisiete sílabas repartidas de ese modo. Los haikus clásicos eran poemas muy visuales y sensoriales, donde no había un discurso de un personaje, un yo que decía lo que sentía. Más bien eran una mirada o un sentido, con un mecanismo de funcionamiento bastante parecido al de nuestra lógica fotográfica. Eran poemas de caza de instantes en fuga. El temblor de una hoja, las ondas en el agua, un copo de nieve derritiéndose, una mariposa tomando vuelo, y por ahí, eran los temas del haiku. Para aportar algo distinto y no repetir los modelos del siglo XVII, mi intento fue hacer lo mismo pero con la ciudad, haiku urbano, con la misma visión sagrada, pero con lo que yo veo cotidianamente.