La vida de Max Freeman cambió una noche que no olvidaría jamás. La noche en que mató a un niño en defensa propia durante un tiroteo en Filadelfia. La noche en que dejó de ser policía. Ahora lleva una existencia solitaria en los Everglades de Florida, donde intenta deshacerse de los fantasmas de su conciencia. Entonces, encuentra el cadáver de una niña junto a un antiguo río y su pasado estalla en el presente. De pronto, Freeman se ve envuelto en la búsqueda de un asesino en serie que desconcierta tanto a las autoridades locales como al FBI. Los antiguos habitantes de los Glades –tipos duros y curtidos que viven aislados de la civilización-, desconfían de él y lo presentan ante la policía como sospechoso. Freeman debe caminar por una sutil cuerda floja de desconfianza a ambos lados de la ley. Cuando desaparece otro niño, todos los ojos se vuelven hacia él, y el ex policía, impulsado por sus viejas costumbres y el recuerdo de aquella lejana noche en Filadelfia, sabe que no tiene más opción que atrapar él mismo al asesino.