Qué refrescante es leer un libro de impresiones de viaje cuando apenas se iniciaba, durante y tras el fracaso napoleónico, el turismo. Scott pensó que su periplo alrededor de Escocia en el año de 1814 era un viaje rápido, pero para nosotros, hombres de estos tiempos acelerados, su viaje conserva el candor de una edad que nunca ha de volver, justo antes de las revoluciones industriales. Las dos grandes virtudes de Scott en este libro son su amor, es decir su interés y su caridad por todo lo que ve, y su prosa de gran escritor que narra simplemente los hechos, apenas aquí y allá citando a algún latino (o a algún escocés). Este libro, a caballo entre un siglo que aún era como siempre habían sido y el siglo en el que todo iba a cambiar, es un libro muy notable. Y señero lo vuelve que hable de Escocia. Pablo Soler Frost (traductor y prologuista de la obra)