Jorge Díaz Serrano siempre está pensando creativamente en México. Y no pocas de sus ideas han sido llevadas a la práctica para fortuna de nuestro país. Esto es un hecho histórico que esta bien expuesto en el primer libro del ingeniero: Yo, Jorge Díaz Serrano, publicado en esta misma editorial y tan bien recibido por la crítica como por el público. En esta ocasión, Jorge Díaz Serano cambia de género: escribe una novela. Tal preferencia por un género narrativo no es un mero capricho. El autor lo necesitaba para exponer algunas ideas acerca de México que ele exigían cierto juego con el tiempo, cosa que no le hubiera sido posible valiendose de un esayo, por ejemplo. La novela, en si, no tiene ninguna pretensión literaria. Desarrollando las ideas a las que he hecho alusión, teje una trama sencilla y amena, como tomada de la vida, que, a mi parecer, cimple con los propósitos del autor, ajeno a las complejidades y refinamientos de la novela artística. No es ésta, pues, una novela para literatos, sino para el público lector que gusta de los relatos de acción e intriga y que pocas veces es obsequido en su necesidad de encontrar en ellos algo más; algun concepto importante, la proyeccion de algún ideal. Este último elemento anima y justifica la aparición de esta historia, cuyo verdadero protagonista es México.