Un alto ejecutivo muere dentro de su coche en el parking de una autopista. Entre los objetos personales que su viuda recibe se hallan montón de cintas magnetofónicas encontradas dentro de la guantera.

Acuciada por su soledad y la necesidad de seguir en contacto con su marido, aunque sea escuchando su voz registrada, la mujer transcribe el contenido de las cintas una por una. A través de su contenido, descubre que verdaderamente no conocía a su marido, que este se había implicado en un asunto turbio que hipotéticamente podría haber sido responsable de su muerte, y que esencialmente, el hombre con el que había estado casado era una persona infeliz. Escucha y transcribe todas las cintas menos una, aquella que se encontraba en la grabadora en el momento de la muerte y que recoge los momentos de su agonía…

Muchos años después, los hijos de la pareja, receptores últimos del trabajo de transcripción que ha hecho su madre, leen el contenido íntegro de las cintas, y escuchan la grabación