Los acontecimientos aquí narrados arrancan en diciembre de 1665, con el descubrimiento del cadáver de Isabel de Guzmán, condesa de Niebla, hija del principal implicado en la mayor de las conjuras nacionalistas contra la Corona española, y que fue desbaratada por el Conde Duque de Olivares. Un agonizante Felipe IV encarga al gaditano Sebastián de Arce, hijo de otra de las víctimas de Olivares, que ahonde tanto en las circunstancias de la muerte de Isabel como en los hechos que puntuaron la vida de la condesa durante su misteriosa desaparición de la corte tres años atrás. A través de una inquietante investigación criminal, el autor recrea el Madrid golfo de fines del siglo XVII —de la mano del cómico homosexual Juan Rana— y a la vez nos narra la crónica de un amor imposible, el relato de un adentramiento en los laberintos del poder, y también la historia de las crueldades que pueden subsistir en el seno de una familia herida.