Los normales no es una novela con Nueva York como trasfondo. Hay muchos otros escenarios y personajes (individuos normales), pero la trama y todo lo que se narra dentro de ella es pura y netamente norteamericano. Tanto el protagonista Billy Schine (con su coeficiente intelectual fuera de tabla, los diplomas de Harvard y sus neurosis con denominación de origen NYC) como los experimentos con medicamentos a los que se ven sometidos ese grupo de individuos normales destilan aromas prototípicos de la cultura americana. Sin embargo, esta aparente gente corriente es la estrategia del autor para mostrarnos qué respira esta convulsa y compleja sociedad de la era Bush. Para ello, se inventa una trama retorcida, con sorpresas y situaciones cómicas e irreales.