La circuncisión del señor solo es una de las obras más audaces e innovadoras de la actual literatura en lengua castellana. De características muy distintas a las de Leitmotiv, el libro da fe de la capacidad de evolución de Leyva. El argumento es muy simple; en rigor, no lo hay: la obra gira en torno a una única situación -el temor del prtagonista a ser circuncidado, medida obligatoria, al igual que la inseminación de las mujeres mediante semillas de girasol, en el mundo donde transcurres la novela- que se repite cíclicamente, de modo obsesivo. Se anulan o superponen los tiempos y personas narrativas: la historia transcurre a la vez en el pasado, en el presente y en el futuro, en el plano real y el imaginario, y nos es narrada a un tiempo por el propio personaje y por su doble. ¿Alegoría o símbolo? Sería fácil hallárselo -y cabe apuntar por lo menos uno. la pérdida o mutilación de la individualidad en el mundo moderno-, pero no es éste, sin duda, su interés principal. Angustioso monólogo de un narrador inidentificable, de una conciencia múltiple y disgregada, La circuncisión del señor solo es un exorcismo destinado a conjurara los demonios interiores del autor, que son, a fin de cuentas, los del hombre de nuestro tiempo. Este relato escindido, sometido a tensiones y profundos resquebrajamientos internos, es una de las manifestaciones extremas de una literatura que, antes que narrar en el sentido usual, se propone decir: convertir al propio acto de la escritura en el campo de batalla de los problemas fundamentales de la conciencia.